2 nov 2012

¿Quieres ser sano?


Leer Juan 5: 1-18


Existen muchas cosas relevantes de esta parte de la Biblia que me gustaría resaltar:

1.       Para alcanzar la sanidad, debemos estar dispuestos a dar un paso de fe (versículos 1-4).

Leyendo el pasaje Bíblico, nos encontramos con una multitud de enfermos que esperaban el agitar del agua para poder sumergirse en el estanque. Esto requería el estar concentrados en observar el agitamiento del agua y luego sumergirse lo más pronto posible, pues solo el primero que se sumergiere quedaría sano.

2.       De entre muchos enfermos, Jesús selecciono uno solo (versículos 5 – 6)

Jesús puso sus ojos en un hombre (paralitico) que llevaba 38 años en ese estado. Cuando leo este pasaje, siempre pasa por mi mente esta pregunta: ¿Por qué él fue seleccionado de entre tantos que estaban allí? Imagínense cuantas personas enfermas estaban en ese lugar. La Biblia habla de una multitud. Imagínese cuantos enfermos: diferentes clases sociales, tipos de enfermedades, edades, cuantos años enfermos y Jesús solo se centra en uno de ellos.

Al mismo tiempo me pregunto: ¿que habrán pensado los otros enfermos que estaban cerca del que fue sanado? A lo mejor pensaron lo mismo que muchos de nosotros pensamos en la actualidad, ¿Por qué a él y no a mí? O, Yo también quiero ser sano!

Lo que es verdaderamente importante rescatar de esto es que la clave está en ESPERAR en el Señor. Este paralitico había esperado 38 años y si él estaba cerca de este estanque, es porque su fe estaba aún intacta. Que vio a muchos sanarse, es verdad, que a lo mejor hubo momentos en los que él pensó yo también quiero ser sano, claro que sí. Pero su fe estuvo intacta. Nosotros también debemos mantener nuestra fe intacta.

3.       Para recibir, debemos confesar aun cuando existan peros de por medio (versículos 7-8)

A simple vista, la respuesta se cae de madura. Jesús pregunta ¿Quieres ser sano? Creo que el 99% de las personas enfermas tendría una corta respuesta: Claro que sí. Sin embargo, este enfermo le responde a Jesús con la causa por la cual el no podía ser sano: “Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo”. Cuantas veces estamos en la misma condición, no solo en la salud física, sino en la salud mental y espiritual y limitamos el poder de Dios con nuestros peros y pretextos. Si creemos en Dios, apropiémonos también de sus promesas escritas en la Biblia. He aquí algunos versículos bíblicos que hablan de la sanidad que podemos encontrar en las santas escrituras: Jeremías 30:17, Jeremías 33:6, 2 Crónicas 30:20, Salmos 147:3. Apropiémonos pues de estas promesas y pidamos al Señor por sanidad en nuestras vidas. Solo Dios tiene el poder para sanarnos de nuestras enfermedades y liberarnos de nuestras luchas y adicciones.

4.       Si hemos sido sanados, lo menos que podemos hacer es TESTIFICAR (versículos 9-18)

Esta es una de las cosas que más me impacta de este pasaje Bíblico. Jesús ordena al paralitico luego de sanarlo el tomar su lecho y andar (caminar). Un lecho que había sido su fiel amigo durante 38 años pero que representaba tristeza, dolor y sobre todo la incapacidad en la que había estado sumergido. Pero Jesús le ordeno cargarlo y definitivamente es para que sirviese de testimonio de su sanidad.

De la misma manera, debe ser importante para nosotros el dar a conocer de nuestro testimonio a aquellos que no conocen de Dios y más aun a aquellos que saben que Dios existe, pero que están sumergidos en la confusión.

Bendiciones!

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